“Antes del alba darán conmigo y me encerrarán en un celda negra, donde languideceré interminablemente, mientras insaciables deseos roerán mis entrañas y consumirán mi corazón, hasta ser al fin, uno, con los muertos que amo"
-Diógenes de Sínope-
"Cuan feliz es el hombre inocente sin delito, el mundo que se olvida del mundo olvidado. El eterno resplandor de una mente sin recuerdos, se cumplen las oraciones y se rechazan los deseos"
-Francoise Sagan-
“Para mí, la felicidad consiste en gozar de buena salud, en dormir sin miedo y despertarme sin angustia"
-Nicolas Chamfort-
“Las mujeres están hechas para comerciar con nuestras debilidades y con nuestra locura, pero no con nuestra razón. Existen entre ellas y los hombres simpatías de epidermis y muy pocas simpatías de espíritu, de alma y de carácter”
Don Quijote de la Mancha
La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.
Friedrich Nietzsche
El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.
Diario de un Seductor
¿Un abrazo es una batalla?... Como dice Salomón, una buena respuesta es igual a un amoroso beso.
Aristóteles
La inteligencia no consiste sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar ese conocimiento en las prácticas de nuestra vida.
De Rayuela
Ven a dormir conmigo, no haremos el amor, él no hará.
François Mauriac
La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.
Esta ternura y estas manos libres, ¿A quién darlas bajo el viento? Tanto arroz para la zorra, y en medio del llamado la ansiedad de esa puerta abierta para nadie.
Hicimos pan tan blanco para bocas ya muertas que aceptaban solamente una luna de colmillo, el té
frío de la vela la alba. Tocamos instrumentos para la ciega cólera de sombras y sombreros olvidados. Nos quedamos con los presentes ordenados en una mesa inútil, y fue preciso beber la sidra caliente en la vergüenza de la medianoche. Entonces, ¿nadie quiere esto, ¿Nadie?*
"Es algo hermoso esto de la autosatisfacción, el no tener preocupaciones, estos días llevaderos a ras de tierra, en los que no oímos la voz del dolor ni del placer, en donde todo nos hace andar de puntillas y entre susurros. Ahora bien, conmigo no se da el caso, por desgracia, pues yo no soporto precisamente con facilidad esta media satisfacción, pues al poco tiempo me resulta intolerablemente odiosa y repugnante, y tengo que refugiarme desesperadamente en otros ambientes, de ser posible por la senda de los placeres y otras veces, también por necesidad, por el camino de los dolores...
Cuando he estado una temporada sin placer y sin dolor y he respirado y vivido los días insípidos por buenos y sin alteraciones, entonces mi alma se llena de un sentimiento infantil tan dolorosamente miserable, que al adormecido dios de mi insatisfacción le tiraría a la cara la mohosa lira de mi gratitud, y más me gusta sentir dentro de mí un dolor ardiente y endemoniado que esta confortable temperatura. Entonces se hincha en mi interior un fiero afán de sensaciones, de fuertes impresiones, una rabia de esta vida degradada, superficial, sujeta a normas, un deseo irresistible de derribar alguna cosa, por ejemplo, unos grandes almacenes o una catedral, o a mí mismo, de cometer idioteces, de arrancarle la peluca a algunos ídolos generalmente respetados, de regalar a algunos muchachos rebeldes el boleto para que se trasladen a Hamburgo, de seducir a alguna una jovencita o de retorcerle el pescuezo a algunos representantes de la ley y el orden. Porque esto es lo que yo más detesto de mi fuero interno; esta autosatisfacción propia, esta comodidad y salud, este cuidado optimismo del burgués, esta bien alimentada y próspera disciplina de todo lo mediocre, normal y corriente".*
"Así fui a dar, en una hora ya muy avanzada de la noche por un suburbio extraviado y para mí casi desconocido, a un restaurante, detrás de cuyas ventanas resonaba una violenta música de baile. Sobre la puerta leí al entrar un viejo letrero: «Al Águila Negra» Y dentro había un ambiente de juerga y algarabía, de muchedumbre, humo, vaho de vino y gritería; en el segundo salón se bailaba, allí se debatía furiosa la música de danza. Me quedé en el primer salón, lleno de gente sencilla, en parte vestida pobremente, en tanto que detrás, en la sala de baile, se divisaban también figuras elegantes. Empujado por la multitud de un lado a otro por el salón, me quede apretado contra una mesa cerca del mostrador; en el diván junto a la pared estaba sentada una muchacha bonita y pálida, traía un vaporoso vestido de baile, con gran escote, en el cabello una flor marchita. La muchacha me miró con atención y amablemente cuando me vio llegar; sonriendo, se hizo un poco a un lado y me dejó sitio.
-¿Me permite? -pregunté, y me senté junto a ella.
-Naturalmente que te permito -dijo-. ¿Quién eres tú que no te conozco?"...*
*Escena de "Steppenwolf" 1974 dirigida por Fred Haines
*Hermann Karl Hesse (1877 – 1962) Escritor, poeta, novelista y pintor suizo de origen alemán.
"Querer es esencialmente sufrir, y como vivir es querer, toda vida es por esencia dolor. Cuanto más elevado es el ser, más sufre... La vida del hombre no es más que una lucha por la existencia, con la certidumbre de resultar vencido. La vida es una cacería incesante, donde los seres, unas veces cazadores y otras cazados, se disputan las piltrafas de una horrible presa. Es una historia natural del dolor, que se resume así: querer sin motivo, sufrir siempre, luchar de continuo, y después morir... Y así sucesivamente por los siglos, de los siglos hasta que nuestro planeta se haga trizas." -Arthur Schopenhauer-